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30/05/2022

¿Cuáles son los pilares del aprendizaje y por qué es importante conocerlos?

Aquí te explicamos en qué consisten y por qué es importante conocerlos.

¿Has escuchado que debemos “aprender a aprender”? Este es uno de los cuatro pilares del aprendizaje junto con “aprender haciendo”, “aprender a ser una/o misma/o” y “aprender colaborativamente”, y su función es responder a una manera lógica de cómo aprende el ser humano ya que, históricamente los sistemas educacionales se han basado en la transmisión de conocimientos desde una sola fuente, dejando de lado las emociones, la experiencia y otros comportamientos inherentes a niñas, niños y adolescentes.

Las emociones no pueden ser dejadas fuera porque “sostienen los aprendizajes y sabemos que es una condición para aprender. Sabemos que si tenemos una emoción de alegría, de felicidad y de confianza vamos a tener mucha más apertura al aprendizaje, y eso la neurociencia lo sabe. Pero si tenemos una emoción de amenaza o de miedo nos va a costar mucho más lograr un aprendizaje profundo”, cuenta Bernardita Jensen, Directora del área de Desarrollo Integral de Fundación Mustakis, guía en educación Montessori y miembro de la American Montessori Society.

Los cuatro pilares del aprendizaje fueron acuñados por la Unesco en 1996 con la publicación del documento “La educación encierra un tesoro”, escrito por Jacques Delors, político y economista francés, presidente de la Comisión Europea entre 1985 y 1995, quién planteó esta teoría con miras a futuros objetivos que la educación enfrentaría en el siglo XXI.

En Fundación Mustakis estamos convencidas/os que la educación debe ser integral e incluir los cuatro pilares del aprendizaje en sus procesos, razón por la que los utilizamos como base para todas nuestras iniciativas, programas, talleres y/o experiencias.

Para comprender mejor el modelo con el que trabajamos, creamos este esquema orientador del desarrollo integral, el que aúna los 4 pilares del aprendizaje (situados al exterior de la gráfica), el que nos permite articular competencias para intencionar habilidades fundamentales para el siglo XXI, incorporando dimensiones que abarcan el mundo externo e interno de las niñas, niños y jóvenes, a la vez que se promueve su interacción en conciencia con nuestro planeta.

Aprender a ser una/o misma/o:

 

Este concepto se basa en el desarrollo de la libertad personal para pensar, emitir juicios, imaginar sin límites y sentir. Para partir con la aplicación de estos conceptos debemos tener preparación previa; no obstante, podemos experimentar en las aulas con ejercicios de mindfulness (atención plena), yoga para niñas/os y caminatas conscientes.

En medio de este proceso pueden surgir dudas, pero una vez que las y los docentes prueben “van a comprobar que las experiencias son productivas y que además invitan a conocer más de nosotros mismos, porque implica fortalecer nuestra capacidad de atención y concentración”, cuenta Bernardita Jensen.

Aprender haciendo:

 

Tal como indica su nombre, lo que se busca es aprender a desarrollar competencias tales como la autonomía, para que niñas, niños y adolescentes tomen decisiones, desarrollen sus propias ideas y tengan la iniciativa de aprender.

Aquí la curiosidad y las emociones toman un rol importante como catalizadores de este proceso. B. Jensen hace énfasis en ejemplificar que “cuando un niño está empezando a leer y escribir, el que más cuentos escuchó y al que más lo dejaron conversar, es el que descubrió más palabras nuevas”.

Mientras que en matemáticas podemos introducir este concepto con preguntas: ¿Cuánto pesará una ballena blanca? Implica hacer el cálculo mental e imaginarse. Generar un imaginario. Y eso indirectamente va a generar un incremento en las habilidades matemáticas a través del juego.

Aprender a aprender:

 

Este pilar busca respetar las dinámicas naturales de cómo aprende el cerebro humano, contrario a la lógica donde el docente habla durante gran parte de la clase como forma de transmisión de conocimientos.

“Entonces, el aprendizaje tiene una visión constructivista porque entendemos que uno aprende cuando construye, no cuando alguien te lo está diciendo. La forma más ineficiente de aprender algo es escuchar a otro”, cuenta Bernardita.

Aprender colaborativamente:

 

La convivencia debe ser el centro de todo proyecto educativo porque implica competencias como la empatía, la escucha activa y la colaboración.

Este es uno de los conceptos que más es recalcado en la actualidad debido a un retorno a clases presenciales post pandemia que ha sido complejo producto de la violencia. Sin embargo, podemos transformar los desafíos actuales en crecimiento mediante actividades donde niñas, niños y adolescentes se reúnan para aprender colaborativamente.

“Una de las razones por las que nos ha costado más volver es porque el cerebro social de nuestras niñas y niños ha madurado de manera distinta, más lento. Entonces, nos cuesta estar con otras y otros para colaborar, y por ello tenemos que dedicarle un buen rato a esto”, concluye.

¿Te gustaría conocer más a fondo sobre los pilares del aprendizaje? Te invitamos a leer “Cómo implementar el Aprender Haciendo en tu sala de clases”.