“Impulsando una Red Colaborativa de Aprendizaje Emocional” es el nombre del proyecto de Ignacio Zenteno e Impulsa Docente, los que están comprometidos con poner en primer lugar el desarrollo afectivo en las escuelas de Chile a través de la capacitación de sus profesores en materia de aprendizaje socioemocional.
Y, al no estar preparados, no existe una dinámica sostenida que garantice el desarrollo integral de las niñas, niños y adolescentes al interior de las salas de clases. Con la llegada de la pandemia, dicen, han encontrado la oportunidad perfecta que sostiene su tesis. En efecto, cuarentenas y profesores cansados buscando un sistema para hacer llegar sus clases, no es una combinación sana para la salud mental y eso repercute en ellos y en sus alumnos.
Encuesta SUMMA, 2020.
Se benefician de esta red colaborativa los alumnos de enseñanza básica y media de Puente Alto, Vitacura, Talagante, Rancagua, Quilpué, Laja y Linares, entre otros. También lo serán sus profesores y cuerpos directivos, los que aprenderán a conducir el programa para aplicarlo en cada una de las aulas.
La promoción del desarrollo integral por medio de las emociones
Especialmente en contextos de alta vulnerabilidad, dice Zenteno, el impacto del Aprendizaje Socioemocional puede ayudar a niñas, niños, jóvenes y adultos a la resolución de problemas de la vida cotidiana. Para ello, resulta fundamental el trabajo directo con los docentes, de manera que sean ellos los que, en primera persona, experimenten las ventajas del proyecto para, luego, traspasar los conocimientos a sus alumnos.
En este sentido, la espina dorsal de la iniciativa descansa en el autoconocimiento, competencia central para los promotores de “Impulsando una Red Colaborativa de Aprendizaje Emocional”. Es a partir de la percepción del protagonista, cuestionado previamente por su experiencia emocional, que se da lugar al conocimiento de este mundo interior que, muchas veces, se reprime. Parte de ese trabajo, es reconocer todo tipo de emociones, entender que ninguna es buena ni mala, y cómo cada una de ellas se diferencia de las otras.
Con el norte puesto sobre la inteligencia emocional, se espera que las actitudes de asombro y creatividad predominen en los receptores. En Impulso docente la practican a través de estrategias como mindfulness, en donde se invita a los participantes a explorar sus sensaciones físicas (desarrollo de conciencia corporal), emociones y pensamientos. En una segunda instancia, se insta a ser parte del “laboratorio escucha”, instancia que se centra en compartir e interesarse de manera abierta por la experiencia del otro.
La suma de estas actividades da origen a una plataforma o ecosistema que permite que se replique en los otros, en este caso, los estudiantes, ya que serán sus propios profesores los que serán capaces de llevar adelante este verdadero ecosistema emocional. Y “las tablas” que lo sostienen son la empatía y la comunidad, en conexión con la conciencia corporal, el autoconocimiento y la curiosidad.
Ignacio Zenteno, autor del proyecto.
El primer paso, comenta Zenteno, es reflexionar acerca del concepto de la empatía cognitiva, afectiva y conductual por medio de las metodologías mencionadas en párrafos anteriores, momentos que exigen una escucha activa de un tercero. Así, se potenciaría las habilidades interpersonales de los docentes y otros funcionarios de las comunidades educativas.
Y como bien dice el nombre del plan, lo que presenta Impulso Docente es una red que, para que funcione, necesita de la participación de todos. Una cadena en donde todos sus miembros benefician a otros, ya que se implementa la estrategia de compartir experiencias y, al mismo tiempo, se genera una retroalimentación con foco en el Aprendizaje Socioemocional. Además, se espera que la práctica de este proyecto pueda complementarse con lo vivido por otros recintos escolares, a través de instancias de encuentro inter-escuelas.
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