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23/02/2023

Habitar y habitarse: Una reflexión de Bernardita Jensen

Bernardita Jensen, Directora del área de Desarrollo Integral de Fundación Mustakis, nos comparte esta visión del habitar y habitarse.

Hay una manera de estar en el mundo y en Fundación Mustakis lo sabemos. No da igual, estar desde el desarrollo de la consciencia de lo que cada ser humano es, en su diversidad y riqueza, que estar sin “saberse”. No da lo mismo, porque si no somos conscientes de este profundo “darse cuenta”, perdemos la maravilla del potencial humano y podemos dañar el espacio que habitamos.

Al hablar de desarrollo integral, somos responsables de cultivar y conocer nuestra corporalidad, emociones, mente y espíritu o interioridad.

Todo proceso de desarrollo integral, parte desde lo más profundo, para luego expresarse en una manera ética y amorosa de habitar; en palabras de Humberto Maturana, hablamos de un habitar humano, donde sabemos que somos parte de algo mayor a nosotras/os mismas/os, pertenecemos a una comunidad, ambiente, cultura y planeta.

La tarea es desplegarnos éticamente en todos los campos de nuestra acción. En este sentido, nuestro esquema de orientación responde a una tradición humanista de la educación, que es coherente con una realidad sistémica, tal como mencionamos anteriormente.

Las cuatro dimensiones del ser

En el esquema de Desarrollo integral, existen cuatro dimensiones del ser, que deben integrarse totalmente en las experiencias educativas; por ende, no puede quedar ninguno de ellos fuera porque perderíamos lo que es constitutivo, la riqueza y también la salud.

Para mantener la salud de estas cuatro dimensiones brindamos experiencias holísticas de aprendizaje, entendiendo que los contextos educativos deben ser espacios para experimentar la riqueza de lo humano desde esta multidimensionalidad.

Pensar, sentir y actuar, en una misma dirección, son el resultado de esta aproximación y este enfoque  de desarrollo.

Hacia el exterior, para poder comprender mejor nos construimos con otros y otras, generando una comunidad. La mente se configura en esta interacción humana que nos forma y transforma.

Desde esta comunidad, también entendemos que habitamos un ambiente, que incorpora la naturaleza de la que somos parte y responsables.

Nuestra pertenencia

Pertenecemos a una cultura, compartiendo valores y modos de vida. Necesitamos entender, respetar y valorar, a través de ricas experiencias de aprendizaje, ese ser cultural que somos. Pues habitamos en un lugar y en un tiempo que nos constituye.

Decimos que somos habitantes de un planeta que es un sistema interconectado. Pero para entender esta red y esta interdependencia, debería ser tarea de experiencias educativas.

Más allá de la identidad personal y cultural, compartimos un hábitat mayor y planetario, una red de la que somos parte, que nos afecta y que afectamos, con nuestras acciones y no acciones. Tal vez son estos los aprendizajes más importantes para lograr habitarnos y habitar humanamente.