¿Sabías que la autonomía forma parte de las dinámicas naturales de cómo aprenden los seres humanos? Esto se debe a que permite que el o la estudiante indague en lo que está trabajando y el docente se conciba a sí misma/o como un/a guía.
La autonomía es una competencia que se desarrolla con el “aprender a aprender”, uno de los 4 pilares del aprendizaje propuestos por Jacques Delors en 1996 para enfrentar los desafíos de la educación en el siglo XXI. Pero este concepto no se ciñe a dejar a las y los estudiantes solos, requiere ciertas condiciones, que aquí te contamos.
De acuerdo al libro “Pedagogía de la autonomía” de Paulo Freire, pedagogo y filósofo brasileño, un/a educador/a como guía siempre requiere rigor para enseñar y esto no tiene relación con limitarse a la transmisión de conocimientos, que es algo obsoleto; sino que además debe considerar aspectos como la curiosidad, la autocrítica y el desarrollo de la investigación.
“No hay enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza”, remarca Freire, porque este proceso requiere indagar constantemente en lo que se intenta guiar para mantener la conciencia crítica de las y los estudiantes, además de tomar en cuenta múltiples factores como los contextos de estos últimos para usarlos a favor.
3 conceptos que debes incluir en el aula:
1. Autoevaluación:
En una dinámica como esta, el docente pasa a ser un guía. Ante esto, debemos generar las condiciones para que las y los estudiantes sepan independizarse y autocorregirse, sin la necesidad de contemplar al docente como un único evaluador.
2. Motivación:
La autonomía requiere que el estudiante pueda gestionar su educación. Por ello, es importante generar estrategias para que ellas o ellos manejen los contenidos desde puntos de vista o formas diferentes y que se sientan parte de su proceso.
3. Reflexión:
Investigar también es reflexionar sobre lo que hacemos. Este proceso de metacognición permite poner el foco no sólo en aquello que se aprende sino en cómo se aprende, para que ellas y ellos encuentren la mejor manera de acercarse a los contenidos.
¿Por qué formar sujetos autónomos?
Tal como se mencionó anteriormente, investigar es reflexionar, pero también es acudir a la creatividad. Para fomentar la autonomía se requiere formar sujetos críticos porque Paulo Freire sostiene que esto es el comienzo de una serie de procesos. “No habría creatividad sin la curiosidad que nos mueve”, explica en la misma publicación.
Tomar en cuenta a la curiosidad en la educación es seguir las dinámicas naturales de cómo aprenden los seres humanos, porque esto permite que el o la estudiante indague en lo que está trabajando, transformando el proceso de aprendizaje en una experiencia.
“Aprendemos cuando tenemos una experiencia, no solamente cuando hay un canal por el cual recibo un conocimiento, que es ineficiente porque no alcanza a ser una experiencia. Pero si involucramos áreas de lo que nos constituye como humanos generamos una experiencia. La experiencia me pasa. El aprendizaje o una instrucción la recibo pero no sé si me pasa. De la experiencia puedo salir cambiado y significa que me puedo transformar”, cuenta Bernardita Jensen, Directora del área de Desarrollo Integral de Fundación Mustakis.
– María Montessori, pedagoga italiana.
Un trabajo escolar autónomo significa un mejor desempeño de acuerdo a “100 preguntas sobre educación escolar” de Amanda Céspedes, reconocida neuropsiquiatra infantil, porque el o la estudiante logra resolver inquietudes de acuerdo a su propio ritmo.
Estos resultados ocurren en contraposición al trabajo que se puede obtener con alguien al lado, que incluso puede ser un pariente, porque el progreso está fijado a estándares de la otra persona. “Estamos frente a un error descomunal”, escribe Céspedes.
En Fundación Mustakis ofrecemos experiencias educativas que promueven el desarrollo integral de niñas y niños, y que incentivan la curiosidad, el pensamiento crítico, la autonomía, el trabajo en equipo y mucho más.
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