¿Has escuchado el término autoestima? Cada uno de nosotros tiene una estimación conceptualizada de sí mismo que nos indica cómo nos vemos. Un ejemplo sencillo para identificarla puede ser cuando realizamos algún ejercicio físico, ya que a veces pensamos que no podemos hacerlo, sin nunca haberlo intentado, pero esto es sólo una opinión nuestra y el rendimiento que tendremos dependerá de otros factores como la resistencia o flexibilidad, incluso de la motivación. Lo mismo ocurre en otras situaciones específicas o en nuestra vida cotidiana, cuando nos cuestionamos o invalidamos de forma irracional.
A partir de esta estimación podemos tener una alta o baja autoestima. En el primer caso, que también se denomina como «autoestima sana», aquellas personas tienen un gran respeto y admiración por sí mismas. Mientras que, en el segundo caso, se encuentran aquellos que tienen poca consideración por sí mismos, baja confianza en sus capacidades y menosprecian sus propios pensamientos.
Esta se origina por medio de opiniones de otras personas, experiencias personales y en un «ambiente donde se instala un lenguaje de ganadores y perdedores», explica Bernardita Jensen, licenciada en educación y miembro de la American Montessori Society.
Sobre esto último, muchas veces formamos nuestra opinión de aquello que es aceptable o no de acuerdo a lo que vemos en los medios, en las redes sociales y en comportamientos de otras personas. Por ello, es importante mantener a niñas y niños en un estado donde se promueva la diversidad cultural y el ser uno mismo.
«La idea es generar un ambiente que proponga desafíos, donde todos seamos aprendices, y que cuando nos equivoquemos podamos corregir nuestras acciones, pero entendiendo que nuestro ser profundo es valioso, diverso y sagrado. Este clima, potencia una sana autoestima», agrega Bernardita Jensen.
En Fundación Mustakis creemos que cada niña y niño es un universo por descubrir. Por ello, es importante generar experiencias para despertar los talentos y capacidades que están dentro de cada uno de nosotros. Así elevamos nuestra autoestima y generamos ambientes donde todas y todos se sientan parte. Aquí te contamos algunos tips que puedes usar a diario con ellas y ellos:
1. ¡Atrévanse a equivocarse!
Explícales a tus niñas y niños que errar es la mayor experiencia de aprendizaje, porque podemos enfocarnos en aquello que nos cuesta más, incluso contando con limitaciones, porque cuando nuestra mente, cuerpo y alma trabajan unidas en un objetivo alcanzable, en medio de ese proceso podemos apreciarnos mejor y elevar nuestra autoestima.
2. ¡Miren el mundo con otros ojos!
Así como las niñas y niños pueden aceptar que se equivocaron y volver a comenzar, es importante hacerles ver las cosas desde otra perspectiva y que las acepten como son. Por ejemplo, ellos pueden llegar a pensar de forma errada que equivocarse es algo negativo, pero podemos hacerles entender con buenos ejemplos que hasta aquellos que estimamos mucho por sus logros —como deportistas—, se han equivocado muchas veces.
3. ¡Despierta su potencial!
Realicen actividades donde puedan despertar todos sus talentos y capacidades para así identificar sus fortalezas. Estas pueden ser una obra de teatro, una tarde de juegos temática (donde pueden probar con distintas ocupaciones), leer la biografía de personas a quienes estimamos y hacer un diario mural con todas aquellas cosas en que se es bueno, para reafirmar su confianza. De hecho, también pueden intentar hacer una bitácora para llevar registro de nuevas experiencias, emociones y aspectos en que mejorar.
¿En qué beneficia que niñas y niños tengan una autoestima sana? Aparte de sentirse seguros y valiosos, la Clínica Mayo sostiene que esto les proporcionará la posibilidad de tener relaciones personales positivas y ser realistas con sus expectativas, dejando a un lado la autocrítica excesiva. También mejorará su capacidad de aprender cosas nuevas porque tendrán una mayor resiliencia y confianza en sí mismos.