keyboard_arrow_up
keyboard_arrow_down
keyboard_arrow_left
keyboard_arrow_right
0%
30/12/2022

El juego como actividad esencial para el desarrollo de niñas, niños y jóvenes

¡Siempre es tiempo de jugar! Esta actividad es esencial para el desarrollo de niñas, niños y jóvenes porque contribuye con su bienestar cognitivo, físico, social y emocional. Asimismo, es una gran oportunidad para que los padres y cuidadores se involucren en su aprendizaje, ya que pueden interactuar con ellas/os y reforzar sus vínculos.

Aunque pueda resultar complejo definir al juego, la Unicef lo caracteriza como provechoso para descubrir el significado de las experiencias, conectándolas con cosas que ya se conocían con anterioridad, porque requiere una participación activa, por ser una fuente de diversión, por ser iterativo (no es estático) y porque es socialmente interactivo. 

Por medio de esta actividad se pueden aprender habilidades sociales y ganar confianza; también puede aumentar su autoestima, resiliencia, independencia y su curiosidad. Asimismo, al tener un vínculo con el movimiento puede incrementar su buena condición física, agilidad, resistencia, coordinación y equilibrio.

El rol de los juguetes

De acuerdo a un reporte clínico publicado en 2019, la Academia Americana de Pediatría (AAP) considera que los mejores juguetes para el desarrollo de niñas y niños son aquellos que fomentan los vínculos interpersonales. Sin embargo, con el paso de los años, estos han quedado relegados a un segundo plano frente a dispositivos electrónicos.

La posición de la AAP sobre teléfonos celulares, tabletas o consolas de videojuegos es que estos no proporcionan a niñas, niños y jóvenes «la interacción fundamental para tener un desarrollo saludable» e incluso los expone a tener «comportamientos agresivos».

También existe un creciente número de juguetes con características tecnológicas o aplicaciones para dispositivos móviles que son promocionados como «fundamentales» para el desarrollo de niñas/os en la primera infancia. Ante esto, la AAP sostiene que estas afirmaciones carecen de sustento por medio de estudios creíbles y recomienda no exponer a los menores de 2 años a dispositivos electrónicos como los mencionados.

Pero el uso del marketing también ha sido vinculado a los juguetes. Por ello, la Academia Americana de Pediatría sostiene que al momento de elegir algunos se debe tener en cuenta que los más apropiados no necesariamente son aquellos que están de moda.

Es importante recalcar que menos es más. Un experimento publicado en 2018 por la revista científica Infant Behavior and Development, concluyó que un entorno con menos juguetes (alrededor de cuatro) conduce a una mayor calidad de juego para niñas y niños, al contrario de la creencia popular de que mientras más juguetes es mejor.

En los jóvenes también importa

El juego no es exclusivo de niñas y niños, ya que durante la adolescencia, el cerebro se continúa desarrollando. Ante esto, esta actividad es particularmente importante porque les ayuda a desarrollar habilidades de función ejecutiva y pensamiento creativo, entre otras.

También tiene un rol importante a la hora de descubrir talentos, indagar en qué les interesa y dónde residen sus competencias o habilidades. Esto es algo que hemos empleado en Fundación Mustakis en niñas, niños y jóvenes, sumergiéndolos en ambientes seguros y acogedores para el aprendizaje, donde el juego cumple un rol importante.

Los espacios seguros

En el libro 100 preguntas sobre educación escolar (Penguin Random House, 2014) de la reconocida neuropsiquiatra infanto juvenil Amanda Céspedes, se explica que los ambientes emocionalmente seguros son potenciadores ya que generan estímulos que aceleran la conexión entre neuronas, formando «redes que se expresarán como habilidades».

¿En qué consiste un espacio seguro? En estos prima la autonomía y el respeto. Sobre esto último, «respetar a un niño implica estar consciente de su dignidad de ser humano y de niño/adolescente, vale decir, como alguien muy diferente al adulto en su mirada sobre el mundo, en su pensar, en su sentir, en su actuar», concluye Céspedes en su publicación.